Senadores del Frente de Todos impulsan un proyecto que busca reformar la Ley de Jornada Laboral para prohibir las comunicaciones de los empleadores con sus dependientes fuera del horario de trabajo.
El proyecto de ley fue presentado por Anabel Fernández Sagasti, quien solicitó que se modifique el artículo 1 de la ley 11.544. La iniciativa fue girada a la Comisión de Trabajo.
Además de aclarar que la jornada laboral debe ser de 8 horas diarias o 48 horas semanales, la iniciativa establece la prohibición por parte de los empleadores de enviar mensajes o correos electrónicos fuera del horario laboral.
¿Qué dice el proyecto?
En caso de aprobarse, el artículo 1 de ley 11.544, que regula la jornada de trabajo, quedará redactado de la siguiente manera:
“La duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta y ocho horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro.
No están comprendidos en las disposiciones de esta ley, los trabajos agrícolas, ganaderos y los del servicio doméstico, ni los establecimientos en que trabajen solamente miembros de la familia del jefe, dueño, empresario, gerente, director o habilitado principal.
La limitación establecida por esta ley es máxima y no impide una duración del trabajo menor de 8 horas diarias o 48 semanales para las explotaciones señaladas. Entre el cese de una jornada de trabajo y el comienzo de la siguiente quedará prohibido el envío de directivas, consignas y solicitudes de actividades adicionales por medios tales como correos electrónicos, mensajes u otras herramientas tecnológicas.“
Fundamentos
En su proyecto, la senadora Fernández Sagasti explicó que la legislación sobre jornada laboral nada dice sobre la situación que se atraviesa en la actualidad, “signada por el uso de las tecnologías de la información y comunicación. Sin duda alguna que las denominadas nuevas tecnologías se han incorporado y están cambiando con fuerza al mundo laboral”.
Como aspecto positivo, la legisladora señaló que “son millones los/las trabajadores que trabajan a distancia y ejecutan sus labores desde un escritorio en su hogar o desde donde lo deseen, así como pueden realizar reuniones o teleconferencias con personas que se encuentran a cientos de kilómetros del lugar en que ellos se encuentran”.
Pero remarcó que “no obstante todo lo positivo que puedan ser consideradas las incorporaciones de las nuevas tecnologías y sus aportes para un trabajo más rápido e inmediato, estas también han mostrado una contraparte que no puede ser soslayada e ignorada, esto es que las nuevas tecnologías en la mayoría de los casos han atado al trabajador aún más a su puesto de trabajo”.
Por otro lado, agregó que “se han flexibilizado aún más las condiciones laborales de los y las trabajadoras”.
“En numerosos países las encuestas hablan de entre una hora y una hora y media de trabajo de más gratis para la empresa. Se está produciendo un reforzamiento de las relaciones de poder y se están regalando horas a la empresa. Están cambiando las relaciones laborales no necesariamente de la manera más adecuada. Hay estrategias pensadas para seducir a las y los trabajadores para que hagan mucho más por la empresa”, añadió.
“La utilización de equipos informáticos de que está dotado la/el trabajador fuera del horario de trabajo, puede producir, en ocasiones, una sobrecarga de información y comunicación, dañina para su vida privada: las/los trabajadores que se conectan a distancia, a cualquier hora de cualquier día, con el riesgo evidente de incumplir los tiempos de descanso diarios o semanales, lo que afecta de lleno la protección de su salud, recreación y lazos afectivos. Esto además produce estrés, sentimiento de cansancio y vacía de contenido lo relativo a los riesgos psicosociales”, enfatizó.
Conscientes de esta nueva realidad en el mundo laboral algunas empresas, como la alemana Volkswagen en 2011, anunció que sus servidores dejarían de enviar correos electrónicos 30 minutos después del final de los turnos de los empleados y que recién volverían a empezar media hora antes de que la persona volviera a trabajar.
En ese sentido, explicó que “la idea propuesta es que se respete la jornada laboral y que una vez finalizada, el empleador no imparta directivas por distintos medios electrónicos y de esta manera, se respete el horario de trabajo y al derecho del trabajador para realizar su vida”.
Por último, consideró “necesario que entre los contenidos de las negociaciones colectivas se acuerden y establezcan normas relativas con respecto a este tema en la empresa en que se está realizando esta negociación”.
Desconexión digital: ¿Derecho u obligación?
En su artículo “Desconexión digital en la nueva ley de teletrabajo: ¿Derecho u obligación?”, publicado en Erreius Online, la Dra. Laura Godoy plantea que “tradicionalmente, la idea del control del tiempo de trabajo se asociaba a la presencia física de un empleado en su lugar de trabajo y cuando terminaba su jornada, se retiraba pudiéndose decir que se “desconectaba” del trabajo. En general los directivos de las empresas ya dudan de que el control del tiempo de trabajo sea efectivo si no está asociado a los resultados, al logro de objetivos.”
Y señala que “este nuevo término de “desconexión digital” para muchos de nosotros es algo novedoso, pero surge en países donde la aplicación del régimen del teletrabajo tiene más años y surge como un derecho que el teletrabajador reclama, porque más allá de que el mismo goza de libertad de acción para autoadministrar su jornada dentro de parámetros de horarios flexibles, se han generado situaciones en que los empleadores entendían que podían requerir de los servicios de sus trabajadores sin límites de tiempo de trabajo, ni de horarios.”
Para poner solo un ejemplo, indica que “compañías alemanas como Volkswagen, Daimler, Benz o BMW, que utilizan sistemas restrictivos como la desconexión automática o la destrucción de emails durante las ausencias del trabajador en su descanso habitual”.